Bienvenidos a la sección de noticias de España, hoy queremos hablar sobre el papel del tejido adiposo en la salud cerebral.

El exceso de peso y la obesidad representan una de las grandes preocupaciones de salud en España, con el 18,7% de adultos padeciendo obesidad según datos del Ministerio de Sanidad (encuesta Ene-Covid, 2020).

Si bien a menudo relacionamos el incremento de la grasa corporal (o tejido adiposo) con riesgos cardiovasculares o metabólicos, cada vez hay más evidencia que indica que también puede influir en la salud cerebral, la ansiedad y el estrés.

En este artículo, profundizaremos en la relación entre el tejido adiposo y el bienestar mental, basándonos en la reciente noticia “Todos los responsables de la obesidad” (16 de diciembre de 2024, por Mariano Ahijado) y en informes del Ministerio de Sanidad.

Exploraremos cómo factores como la genética, el sedentarismo, la alimentación, el estrés y las condiciones socioeconómicas se unen para forjar un panorama complejo.

Además, compartiremos estrategias para proteger tu salud cerebral, manejar la ansiedad y cultivar un estilo de vida integral hacia 2025.

1. Obesidad y salud mental en España: un panorama actual

La obesidad no es un simple exceso de peso; es considerada una enfermedad crónica por su complejidad y sus múltiples factores desencadenantes.

Según datos oficiales, el 63,7% de los hombres y el 48,4% de las mujeres en España tienen exceso de peso (sobrepeso u obesidad), y los expertos temen que estas cifras aumenten al 37% de la población para 2035.

Esta “acumulación excesiva o anómala de grasa en el tejido adiposo” va más allá de la estética.

Diversos estudios vinculan la obesidad con la inflamación crónica, un proceso que puede llegar a afectar al funcionamiento del cerebro.

Por tanto, no es de extrañar que haya una correlación entre obesidad, mayores niveles de estrés y mayor prevalencia de ansiedad y depresión.

1.1 Cambiando la narrativa: ¿culpa o enfermedad?

Hasta hace poco, se acostumbraba culpar a quienes tenían obesidad, asumiendo falta de voluntad o disciplina.

Sin embargo, los especialistas —como la catedrática María del Mar Malagón— destacan que esta perspectiva estigmatizante no ayuda, pues la obesidad responde a múltiples factores: genéticos, hormonales, socioeconómicos, psicológicos y ambientales.

Este nuevo entendimiento implica que no basta con el típico consejo de “comer menos y moverse más”.

Hay personas con predisposición genética a acumular lípidos, otras que pasan por estrés crónico debido a duelos, trabajo nocturno o precariedad laboral, y que también afrontan un entorno saturado de comida ultraprocesada y poco tiempo para el deporte.

Realmente, desde mi punto de vista médico y personal, independiente de la narrativa, lo objetivo es que todos los humanos cuyo consumo calórico supere a las calorías que queman durante el día, inician procesos de acumulación que pueden generar y van a generar en cualquier persona, un aumento de peso y de tejido adiposo, sobretodo si hay aumento de la secreción de insulina.

Es realmente triste ver cómo los seres humanos no queremos ser honestos entre nosotros, e inventamos que la obesidad no es una condición que es gatillada, con mayor frecuencia, por una ingesta calórica excesiva e inadecuada para el organismo humano, sino que es por obra y gracia del espíritu santo, continuemos.

2. Tejido adiposo y su impacto en la salud cerebral

Según las investigaciones más recientes, el tejido adiposo (especialmente el visceral) puede desencadenar la producción de citoquinas inflamatorias que afectan negativamente la función neuronal, incrementando la posibilidad de sufrir ansiedad y depresión.

¿Cómo se produce este fenómeno?

• Liberación de señales inflamatorias: El exceso de grasa, sobre todo en la zona abdominal, libera compuestos que generan inflamación crónica, la cual impacta la comunicación entre neuronas.
• Alteraciones hormonales: La obesidad puede romper el equilibrio de hormonas relacionadas con el apetito (leptina, grelina) y el estado de ánimo (cortisol, serotonina), incidiendo en la salud mental.
• Estrés y ansiedad: Frente al sobrepeso, muchas personas experimentan frustración o culpa, amplificando el malestar emocional y formando un círculo vicioso de más estrés → más riesgo de comer en exceso → más acumulación de grasa.

Este proceso se agrava cuando convergen otros factores como la falta de sueño, el sedentarismo y los “horarios locos” tan comunes en el estilo de vida moderno en España.

La situación se vuelve todavía más compleja si consideramos que la precariedad laboral y el bajo nivel socioeconómico suelen correlacionarse con tasas más altas de obesidad y peores accesos a recursos de salud mental.

3. ¿Cómo afecta el exceso de peso al estrés y la ansiedad?

Según estimaciones actuales, el 29% de los españoles presenta síntomas de estrés elevado.

A esto se suma que la ansiedad puede aumentar en personas con obesidad por múltiples razones:

1. Autoestima y estigma: Muchas personas con exceso de peso se enfrentan a comentarios negativos o percepciones sociales injustas que repercuten en su salud mental.
2. Problemas de movilidad: Las limitaciones físicas pueden derivar en sensación de frustración o aislamiento social.
3. Desórdenes alimenticios: Comer en exceso puede ser un mecanismo para aliviar la ansiedad, pero a la vez refuerza el círculo vicioso que empeora la situación.

La endocrinóloga Ana Belén Crujeiras, investigadora en Santiago de Compostela, señala que la obesidad podría llegar a ser “el tabaco del siglo XXI” por su vínculo con hasta 13 tipos de cáncer.

Si sumamos este dato a las consecuencias emocionales y neuronales, queda claro que hay que abordar la obesidad y el tejido adiposo de forma integral.

4. Estrategias para gestionar el tejido adiposo y cuidar la salud cerebral

Ante este panorama, ¿existe una fórmula mágica?

No.

Pero sí podemos aplicar un enfoque multidisciplinar que abarque la nutrición, la actividad física, la salud mental y las condiciones sociales.

A continuación, presentamos algunas claves:

4.1 Alimentación equilibrada y “no dietas fotocopiadas”

Especialistas como el endocrino Albert Lecube destacan que las dietas genéricas y el consejo rápido de “menos plato y más zapato” suelen ser insuficientes.

Lo ideal es buscar un plan nutricional personalizado que tenga en cuenta factores hormonales, emocionales y de estilo de vida:

• Prioriza alimentos frescos y ricos en nutrientes: Frutas, verduras, proteínas de calidad y grasas saludables ayudan a reducir la inflamación crónica que afecta al cerebro.
• Modera la ingesta de ultraprocesados: Estas comidas suelen tener un alto contenido calórico y contribuyen a la acumulación de grasa visceral.
• Evita la demonización de los hidratos de carbono: En su justa medida y de buena calidad (cereales integrales, legumbres), pueden formar parte de una dieta balanceada.

4.2 Ejercicio regular y variado

El ejercicio físico es esencial para reducir la masa grasa y mejorar el estado de ánimo, pues libera endorfinas (las llamadas “hormonas de la felicidad”).

Algunas recomendaciones:

• Cardio y fuerza: Combina ejercicios aeróbicos (caminar, correr, nadar) con rutinas de fuerza (pesas, calistenia) para optimizar la quema de grasa y mantener un metabolismo activo.
• Estilos de vida más activos: El sedentarismo moderno ha hecho que usemos menos energía. Caminar más o subir escaleras puede marcar la diferencia.
• Varía tus actividades: Probar yoga, pilates o baile puede ser una forma de divertirte mientras cuidas tu peso y tu mente.

4.3 Gestión del estrés y la ansiedad

En el contexto de la obesidad, el estrés puede convertirse en una barrera doble, tanto para mantener hábitos saludables como para cuidar la salud cerebral.

Por ello, es clave incorporar herramientas efectivas de manejo del estrés:

1. Prácticas de mindfulness o meditación: Su utilidad ha sido demostrada para disminuir la actividad de la amígdala y reforzar la corteza prefrontal.
2. Apoyo social: Conversar con amigos, familia o grupos de ayuda. Sentirse comprendido y libre de juicios reduce el estrés y los atracones emocionales.
3. Terapeutas y profesionales de la salud mental: Tanto la psicoterapia como el acompañamiento profesional ayudan a identificar causas profundas de ansiedad y a desarrollar estrategias de afrontamiento.

4.4 Meditación como herramienta de salud integral

La meditación aporta múltiples beneficios:

• Fortalece la corteza prefrontal: Favorece la toma de decisiones y el autocontrol alimentario.
• Disminuye la actividad de la amígdala: Alivia emociones intensas como el miedo y la ansiedad.
• Mejora la atención y habilidades cognitivas: Útil para evitar automatismos que llevan a comer en exceso por estrés.

Con solo 10-15 minutos diarios de mindfulness, puedes notar cambios en tu relación con la comida, tu cuerpo y tu entorno.

5. ¿Cómo evitar la ansiedad y el estrés asociados al exceso de peso?

La pregunta “¿cómo puedo evitar la ansiedad?” surge frecuentemente en los consultorios médicos cuando se trata de obesidad.

Aunque no hay una respuesta única, sí existen pautas que pueden marcar una gran diferencia:

• Establece objetivos realistas: Un plan gradual para la pérdida de peso y la gestión emocional previene la frustración y el abandono.
• Crea rutinas de sueño: Dormir mal aumenta el apetito y la producción de cortisol, la hormona del estrés.
• Amplía tus recursos de afrontamiento: Escribe un diario, busca nuevos pasatiempos y practica técnicas de respiración para contrarrestar la ansiedad.

Y recuerda: el apoyo de profesionales de la nutrición, de la salud mental y de la medicina deportiva puede ser crucial.

En lugar de culparte a ti mismo, entiende que la obesidad es una enfermedad crónica y compleja, no una simple falta de voluntad.

6. Un enfoque holístico: amor, libertad y sociedad

Cada vez más, la comunidad médica subraya la importancia de un enfoque holístico.

Esto incluye el cuidado de la salud física, mental y social.

En España, valores como el amor, la libertad y la cohesión social juegan un papel destacado en la felicidad de las personas.

El estigma asociado a la obesidad dificulta la búsqueda de ayuda por parte de quienes la padecen.

Por eso, la empatia y el respeto de parte de la familia, los profesionales sanitarios y la sociedad en general son esenciales para que las personas puedan mejorar sus hábitos de vida sin sentimientos de culpa o vergüenza.

La Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) ha puesto en marcha guías y herramientas (como la Guía GIRO) que promueven el manejo integral de la obesidad, incorporando el factor psicológico y social.

Este cambio de narrativa busca que los especialistas de Atención Primaria y otras áreas tengan un conocimiento actualizado y no caigan en juicios simplistas.

Un viaje hacia la salud integral

La evidencia es contundente: el tejido adiposo en exceso puede desestabilizar procesos corporales y neuronales, incrementando la posibilidad de experimentar ansiedad y estrés.

Sin embargo, el mensaje principal no debe ser el de la culpa, sino el de la concienciación y la búsqueda de soluciones basadas en la ciencia, la empatía y el acompañamiento profesional.

Si sientes que tu salud mental o física se ve afectada, te invitamos a consultar con un experto en salud cerebral.

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Recuerda que la meditación puede convertirse en un aliado clave para fortalecer la corteza prefrontal, disminuir la actividad de la amígdala y mejorar la concentración.

Como decimos siempre: respira, sana, evoluciona.

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Bibliografía

• Ministerio de Sanidad (2020). Encuesta Ene-Covid.
• Ahijado, M. (16 DIC 2024). “Todos los responsables de la obesidad”.
• SEEDO: Sociedad Española de Obesidad. Publicaciones y Guía GIRO.

Fuente de la noticia:
“Todos los responsables de la obesidad” – El País (16 DIC 2024)